Por Larry R. Moffit
Yo tenía solamente 10 años en 1959, cuando John Kennedy fue designado candidato de su Partido para la Presidencia de los EE.UU. Una de las primeras cosas que supe del Sr. Kennedy fue que él era Católico Romano. La segunda cosa que averigüé fue que si él llegaba a ser presidente, en esa circunstancia el Papa controlaría absolutamente a los EE.UU. Yo estaba de visita en casa de un amigo y su padre, que no era Católico, me explicaba esas cosas en el más alarmista de los tonos.
La preocupación con respecto a la independencia de los Kennedy de la influencia de Roma era expresada en otros cuarteles, los medios de información recogieron la inquietud y comenzaron a preguntarle al candidato en sus discursos por la campaña, si su administración sería afectada de alguna manera por la Iglesia Católica Romana. En algún momento el candidato se veía obligado, por el asedio de los medios de información a emitir alguna afirmación en el sentido que, de resultar elegido, siempre actuaría independientemente.
La religión de John Kennedy fue un tema político de real interés y que encabezaba las noticias, en oportunidad de la nominación. El tema se marchitó rápidamente, pero resulta interesante que hubiera alcanzado el relieve que tuvo, tratándose de profesionales de los medios de información que generalmente se destacan por la agudeza de su enfoque.
La vez siguiente que vimos una agitación de este tipo empezó una noche de 1976 cuando Jimmy Carter, por entonces candidato presidencial, anunció que él era “un Cristiano “nacido de nuevo”. Específicamente él es un Bautista, un miembro de la denominación Protestante más numerosa de los EE.UU., una de las varias creencias cuyos integrantes se llaman a si mismos “nacidos de nuevo” (Ev. Jn. 3:3).
En los EE.UU., ser un Cristiano nacido de nuevo no es nada inusual, y sin embargo fue una noticia con titulares de portada una vez más, y solamente por una semana, yo opino que la única razón por la que duró una semana entera la vigencia de la noticia se debió a que ese fue el tiempo que le llevó a los periodistas para dejar de hablar del tema entre ellos mismos.
“En ese momento,” observó John Seigenthaler, Presidente del Foro de la Libertad (Centro Primera Reforma Constitucional) de la Universidad Vanderbilt, “las palabras de Carter perturbaron a millones de estadounidenses, que al igual que los desinformados periodistas políticos, se preguntaron si el ex Gobernador de Georgia era alguna especie de fanático religioso. Preguntaron, ¿Pensaba Carter que Dios le hablaba directamente? ¿Pensaba Carter que su experiencia de Cristiano nacido de nuevo le daba una relación con Dios que otros creyentes no la tenían? ¿Significaba ese énfasis en su condición de Cristiano nacido de nuevo, que él creía estar “salvo” y que los otros estaban “perdidos” ?[i]
Los periodistas no supieron cómo manejar su declaración. Le formularon preguntas tontas como, ¿aproximadamente, cuántas veces al día piensa usted en Dios? La respuesta del Sr. Carter fue veinticinco o más.[ii]
Como ocurrió con el Catolicismo de Kennedy, esa noticia no permaneció por mucho tiempo en el temario de los medios de información. Como John Kennedy, Jimmy Carter fue elegido presidente. Así como John Kennedy no fue controlado por el Papa, tampoco Jimmy Carter fue controlado por la Convención Bautista del Sur.
El Sr. Carter, tiempo después hizo otra confesión ante los medios nacionales de información, expresando que a veces había sido culpable de “lujuria en su corazón”. El Sr. Carter estaba parafraseando las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo (5:28), donde Jesús advierte que quien mira a una mujer con lujuria es lo mismo que cometa adulterio en su propio corazón.[iii] Fue la expresión de una reflexión personal del líder de una nación, infrecuente por su honestidad y franqueza. La arcaica rareza del propio lenguaje, sin embargo, combinada con la incomodidad generalizada de los medios de información con la modalidad de Carter de manifestar abiertamente su específica posición religiosa – engendraron una breve tormenta de caricaturas políticas y de chistes provenientes de los programas nocturnos de entrevistas a personajes conocidos. Un ejemplo fue una caricatura que mostraba al Presidente Carter mirando a la Estatua de la Libertad. En su mente, él estaba viendo a la estatua desnuda, sin el manto.
La incomodidad del periodismo con relación al tema religión, a veces convirtiendo esa incomodidad directamente en desprecio, está vergonzosamente extendida en todos los aspectos de nuestra profesión. El “The Washington Post”, que es el diario de mayor venta en Washington, DC, en su página de portada, calificó a los Protestantes evangélicos, como “en su mayoría pobres, poco educados y fáciles de dominar.” [iv]
El columnista sindicado Cal Thomas se refiere a los asientos separados en la parte del fondo del ómnibus destinados a las personas con creencias religiosas, ubicación dictada por “un secularismo rabioso, implacable, arrollador, intolerante, soberbio, que exige que toda idea o autoridad que proceda de una fuente más elevada que la mente humana, sea a priori anulada como inconstitucional, inmoral, ilegal e ignorante.”[v]
Michael Horowitz, experiente Miembro del Instituto Hudson, en Washington, DC, ha definido a la cultura dominante como un entorno de persecución religiosa: “Las actuales élites encuentran difícil de creer que los Cristianos puedan llegar a ser perseguidos y no perseguidores. Los Cristianos practicantes han sido motejados como fanáticos de poliestireno, de los cuales una cultura moderna, inteligente, solidaria, debe protegerse.”[vi]
Agresiones a los Católicos
A quienes el teólogo y autor Richard John Neuhaus llama, “la patrulla de la sensibilidad”, es decir aquellos que están siempre vigilantes para proteger la imagen de las razas, las clases y los sexos en los medios de información, “quedan súbitamente ciegos cuando se trata de cualquier forma de agresión a la religión. No cualquier religión, agrego. El Protestantismo escapa a las agresiones porque está considerado como no interesante ni peligroso. La Iglesia Católica, por otra parte, es interesante y peligrosa. Ellos tienen todas esas cosas maravillosamente asustantes: velas, confesionarios, misas, exorcismos, santos, monjas, monjes, y un Papa que sostiene hablar infaliblemente respecto de algo llamado la verdad absoluta. Esto es macanudo. O, para decirlo más delicadamente, el Catolicismo es emocionante.”[vii]
Pese a su autopromoción de ser “la tierra de los libres,” los EE.UU. tienen una preocupante historia de intolerancia religiosa – especialmente contra la Iglesia Católica.
Un ejemplo particularmente significativo es el del Monumento a Washington, el conocido obelisco erigido en Washington, DC. En 1854, miembros del controvertido y violentamente anti-Católico Romano grupo, llamado el Partido de los Nulisapientes, ganó el control de la Sociedad del Monumento a Washington, el grupo que recaudaba fondos para la construcción del monumento conmemorativo. Contribuciones privadas que solamente habían estado llegando gota a gota, cesaron completamente durante el período de los Nulisapientes obligando a la efectiva detención de la obra a un nivel de 150 pies (algo menos de 46 metros), durante casi 22 años. En esos mismos años, cayó sobre los Nulisapientes la sospecha del robo y destrucción de una piedra conmemorativa especial que había sido enviada para su inserción en el monumento como un obsequio del Papa Pío IX.[viii] Los ladrones la deshicieron en pedazos y, dicen algunos, los arrojaron al río. Los Nulisapientes fueron también sospechosos de los incendios de varias iglesias y conventos.
Los malos tiempos económicos y el comienzo de la Guerra Civil contribuyeron aún más a la carencia de fondos. Cuando se reanudaron los trabajos en el monumento después de 22 años, las excavaciones en la cantera de donde se habían extraído las piedras habían llegado a otra profundidad y el granito obtenido era de un color ligeramente diferente. Por esa razón hoy puede verse, una discernible línea horizontal, una imperfección donde el color cambia, aproximadamente a un tercio de la dirección ascendente.
El Monumento a Washington es especialmente simbólico. Simboliza los más elevados ideales de los EE.UU. –libertad y justicia para todos los ciudadanos. La existencia de esta visible imperfección en el símbolo de los EE.UU., es en si misma simbólica – un silencioso testimonio de la historia de intolerancia religiosa en los EE.UU.
“Cómo es presentada la Iglesia Católica por los medios de información de los EE.UU.”, fue el tema central de un estudio efectuado por el Centro de Análisis de los Medios de Información y de los Asuntos Públicos, en Washington, DC. Fue analizada toda la cobertura relativa a la Iglesia Católica en “The New York Times”, “The Washington Post”, el semanario “Time” y el informativo televisivo de la “CBS Evening News”. Fue un estudio muy completo, que abarcó tres períodos de 5 años dentro de una extensión total de 25 años, de 1964 a 1988.[ix]
Fue un período atípico de grandes cambios y agitación en el ámbito de la mayoría de las instituciones sociales en todo el mundo. La cobertura referente a la Iglesia Católica presentó una tendencia a concentrarse en temas sexuales de moralidad y control de la natalidad, el papel de las mujeres en la Iglesia, el celibato, el activismo político vinculado a la “teología de la liberación” según las propuestas de la Conferencia de Obispos de América Latina, realizada en Medellín, Colombia, en 1968 y temas fundamentales como la libertad de expresión y el derecho a cuestionar la autoridad Papal.[x]
El estudio mostró que la prensa se inclina a cubrir los temas teológicos de la misma manera que lo hacen con los temas políticos – es decir, externamente. Como resultado de ello, surgió un patrón muy claro de mostrar la mayoría de esos acontecimientos como conflictos políticos externos entre una jerarquía eclesiástica vieja, calcificada, y las vibrantes y jóvenes voces del disenso. Era el Papa y los Obispos contra el clero de bajo nivel, Católicos laicos y no Católicos.[xi] Ha quedado comprobado que el medio televisivo está enormemente limitado por su propia naturaleza, que requiere “cocinar” la información para facilitar la formación de “bocados” fácilmente digeribles por los ojos y los oídos. Este es un problema y especialmente así en lo que tiene que ver con la religión, cuyos temas principales están enraizados en siglos de tradición y con frecuencia demasiado esotéricamente entremezclados como para poder ser claramente expuestos en la pantalla del televisor.
También se determinó que el lenguaje de los periodistas reforzaba las divisiones ya existentes, aplicando calificativos tales como “conservador” y “autoritario” a los líderes y un lenguaje más positivo a la oposición, como “reformista” y “progresista”. La revista “Time” apareció como la que enfocaba con mayor insistencia en la disensión interna y el conflicto dentro de la Iglesia Católica. “Time” “hizo el uso más frecuente de un lenguaje prejuicioso y expresó una mayoría de opiniones opuestas a la Iglesia Católica en todos los temas, salvo el ecumenismo.”[xii]
El reducido formato (tipo “bocadillo”) de las preguntas, las repuestas, las réplicas, en el periodismo electrónico invita a los participantes con posiciones opuestas para “actuar para las cámaras” con intervenciones muy breves y punzantes para fomentar el distanciamiento de las posiciones. Más que aparecer como observadores objetivos, los medios de información cumplen la función de exacerbar la intolerancia de cada parte en cuanto a la posición de los otros. Los periodistas televisivos en Africa del Sur, durante la época del “apartheid”, me relataron que lo único que tenían que hacer para lograr extensos metrajes de disturbios en la población civil, era aparecer en determinadas esquinas de Soweto con una cámara de vídeo y un micrófono. Una muchedumbre de niños y jovencitos se concentraba e inmediatamente comenzaban a apedrear autos o a quemar cubiertas usadas de automóviles. Ellos sabían lo que la televisión quería.
La Batalla de las Encuestas
En 1980 los Dres. Robert Lichter y Stanley Rothman entrevistaron a 240 periodistas que trabajaban para siete importantes empresas de información periodística en Washington y New York. Ochenta y seis por ciento de los entrevistados dijeron que rara vez o nunca asistían a servicios religiosos. La conclusión es que los periodistas están abrumadoramente menos inclinados hacia los servicios religiosos que la población en general.
El escalón superior de la empresas de información de alcance nacional (que generalmente se admite que incluyen a “The New York Times”, “The Washington Times”, “The Washington Post”, “The Wall Street Journal”, “Time”, “Newsweek”, a las redes televisivas comerciales ABC, NBC, CBS, Fox y a la televisión pública) se encuentran entre los principales custodios de nuestras opiniones. Pocos podrían imaginar hace siete años, el papel fundamental que los medios de información desempeñarían hoy en la lucha para determinar la orientación del mundo.[xiii]
Otra encuesta relativa a los periodistas fue realizada una década después de la de Lichter-Rothman y discrepó seriamente con ella. John Dart redactor de temas religiosos para “Los Angeles Times” y Jimmy Allen, ex presidente de la Convención Bautista del Sur, criticaron el estudio de Lichter-Rothman por ser una muestra demasiado reducida de una especie única de periodista -los que están en la cima del nivel nacional en los EE.UU., quienes, por la naturaleza y trayectoria de sus carreras, “provienen del mismo corte de paño”. Crecieron juntos, profesionalmente hablando. Tomaron tragos en los mismos bares, cada uno leyó los trabajos de los otros y al escribir tiene presentes, en su mente, a cada uno de los otros. Comparten un medio secular similar, y de acuerdo a Dart y Allen, son atípicos con relación a la vasta mayoría de los periodistas y editores que sí profesan firmes convicciones religiosas.
Podría considerarse no obstante, que el tratarse de una encuesta a la élite de los medios de información, sea exactamente lo que hace que el muestreo de Lichter-Rothman constituya un revelador documento de investigación. El estudio muestra una sorprendente carencia de orientación religiosa entre el puñado de personas en la cúspide de la pirámide de los medios de información en los EE.UU., personas que crean la agenda nacional de temas fundamentales y que dan significativamente forma a las opiniones de los periodistas de otras organizaciones. Además, sus artículos escritos y emisiones televisivas y radiales son archivadas en sistemas de recuperación electrónica donde, independientemente de su exactitud o falsedad, resultan inmortalizadas al ser, la información que contienen, usada una y otra vez, año tras año, por otros periodistas.
Por su parte, David H. Weaver y G. Cleveland Wilhoit, ambos profesores de periodismo en la Universidad de Indiana, dicen que es una hipótesis discutible que las más prestigiosas organizaciones de difusión de noticias ejerzan una influencia decisiva sobre cientos de organizaciones más pequeñas de difusión de noticias. “Con relación a las noticias locales y regionales, la influencia de estas élites de los medios de información es probable que sea mínima o inexistente,” escribieron. Los Dres. Weaver y Wilhoit llegaron a sus conclusiones mediante una encuesta telefónica nacional de más de 1400 periodistas estadounidenses. Sí admitieron encontrar una “leve tendencia izquierdista” en su muestra, pero la calificaron de “mucho menos pronunciada que la que encontró el muestreo de Lichter y Rothman de los periodistas de élite en la zona del Noreste.” [xiv]
La encuesta Dart-Allen concuerda con la de Weaver-Wilhoit, pero ninguna de ellas constituye exactamente una refutación directa ni convincente de Lichter-Rothman. El muestreo de Dart-Allen incluye tanto a integrantes del clero como a periodistas especializados en temas religiosos, y Weaver-Wilhoit abarca a los periodistas comunes de los EE.UU. Importa señalar que Dart-Allen y Weaver-Wilhoit son considerados algo así como una respuesta en representación de los muchos periodistas, en la cima de las organizaciones de noticias de los EE.UU. que sostienen tener firmes posiciones religiosas, que no fueron entrevistados por Lichter-Rothman y que afirman que la excesiva publicidad dada a las conclusiones de la encuesta L-R crea una falsa impresión de que los medios de información son ateos.
Dart y Allen terminan realmente apoyando a Lichter-Rothman, aunque quizás involuntariamente, así que ellos confirman la significativa brecha que separa a los periodistas y al clero. Entre las conclusiones de Dart y Allen destacamos:
¨ Una enfermiza desconfianza existe entre los clérigos y los periodistas, incluso un miedo recíproco en ambos casos. Las figuras religiosas temen ser mal comprendidas y mal descritas; los periodistas temen cometer errores e incurrir en la ira de los religiosos. Las aprehensiones resultantes inhiben el libre flujo de la información y sólo contribuyen al malentendimiento.
¨ Muchos clérigos están convencidos que la cobertura del tema religión es prejuiciosa, deshonestamente negativa y demasiado sensacionalista. Los editores y los periodistas niegan enérgicamente la acusación. Pero los periodistas reconocen la existencia de errores en los reportajes y aceptan que más probablemente sean responsabilidad de los periodistas que de los clérigos, a causa de la falta de familiaridad con este tipo de información. Parece que hubiera más ignorancia de Religión que prejuicio en la sala de redacción corriente.
Los sentimientos antirreligiosos explícitos son escasos, pero los periodistas desinformados son, con excesiva frecuencia, intelectualmente poco diligentes para recopilar correctamente la información necesaria cuando se les asigna la cobertura de noticias religiosas.
¨ Los diarios y emisoras televisivas y radiales de la nación en general se rehusan a tomar seriamente la religión. Un diario de una comunidad tipo, que dedica cientos de pulgadas de columnas anualmente al fútbol liceal, generalmente dedica mucho menos espacio a la cobertura del papel de la religión en la comunidad -a pesar del hecho que la asistencia a los servicios religiosos excede en mucho la concurrencia a los acontecimientos deportivos en el curso de un año.
¨ El 72% de los editores de diarios en toda la nación dicen que la religión es personalmente importante para ellos. El problema radica, más bien en una prensa secular informando a una sociedad altamente secularizada, en la que la fe y las creencias son silenciadas, privatizadas y extremadamente atomizadas.[énfasis agregado] [xv]
Quienes apoyan el informe Lichter-Rothman ven en esa encuesta, la confirmación de lo que muchos sospechan, en lo hondo de sus corazones, que sea cierto -que lo hombres y mujeres más influyentes en los medios de información de los EE.UU. están tan carentes de convicciones religiosas personales, que no sólo que no son representativos de la población de los EE.UU., sino que constituyen la antítesis de los llamados “los EE.UU. reales” (“real America”).
¿Qué grado de devoción tiene, entonces, la persona media en los EE.UU.? Mucho más de lo que uno podría pensar -más devotos por cierto que la impresión derivada de un atento examen de los filmes cinematográficos y de la música de la cultura popular de los EE.UU., si podemos confiar en las conclusiones de Gallup y otras organizaciones de encuestadores.
“Los EE.UU. Reales”
De acuerdo con el Dr. Thomas Reeves, Profesor de Historia de la Universidad de Wisconsin, “En 1988, la muy respetada Organización Gallup informó que dijeron, nueve de cada diez estadounidenses, que nunca dudaron de la existencia de Dios, ocho de cada diez creían que serían llamados ante Dios el Día del Juicio para responder por sus pecados, ocho de cada diez creían que Dios aún obra milagros, y siete de cada diez creían en la vida después de la muerte. Además, el 90 por ciento oraban, el 88 por ciento creían que Dios los amaba, el 78 por ciento dijeron que habían dedicado “mucho” o “una cantidad importante” de tiempo para reflexionar acerca de su relación con Dios durante los últimos dos años, y el 86 por ciento dijeron que querían que sus hijos aprendieran Religión.”[xvi]
“Un enorme 84 por ciento dijo que Jesús era Dios o el Hijo de Dios, un 75 por ciento había en algún momento sentido la presencia de Jesús en sus vidas, y 66 por ciento manifestaron haber contraído un compromiso personal con Jesucristo. Incluso el 72 por ciento de los que declararon no pertenecer a ninguna iglesia, expresaron que creían que Jesús era Dios o el Hijo de Dios, habiendo ese porcentaje ascendido desde un 64 por ciento en 1978. Casi la mitad de todos los Protestantes se autocalificaron como Cristianos nacidos de nuevo… Apenas un 8 por ciento de los estadounidenses declararon no tener preferencia religiosa, e incluso ellos, de acuerdo a lo manifestado personalmente por Gallup, “expresaron un sorprendente grado de interés en la religión y en la creencia religiosa.” El Dr. Reeves concluye preguntándose “¿Cómo puede tanta fe existir en una sociedad secular?”[xvii]
Sociedad Creyente, pero Secular
Obviamente, es necesario leer entre líneas las encuestas de opinión. El simple hecho que los periodistas expresen su creencia en un ser supremo, y sostengan la observancia de una práctica religiosa, no es equivalente a afirmar la existencia de una hermandad profesional entre los medios de información y la religión. Tampoco significa que los periodistas generalistas tengan siquiera una comprensión básica de cómo cubrir los temas religiosos.
A pesar de la abrumadora aceptación verbal de los valores morales que muestran las diversas encuestas de opinión, los líderes religiosos como el evangelista Bautista Billy Graham, el teólogo Católico Romano Padre Avery Dulles y el erudito Judío David C. Stolinsky han declarado en numerosas ocasiones que la de los EE.UU. no es una sociedad Cristiana o religiosa y que un espíritu de corrupción nacido en la decadencia moral penetra a nuestra cultura popular con un grado de extensión que pone en peligro la seguridad de nuestras vidas e incluso a la propia democracia.[xviii]
El Presidente Bill Clinton dijo en una entrevista por una emisora religiosa de TV por cable, “Si yo no creyera en Dios, si yo no fuera Cristiano… mi vida hubiera sido mucho más difícil.”[xix] Las dificultades en la vida del Presidente Clinton se ha incrementado muchísimo precisamente por causa de que los hechos han sido incongruentes con sus palabras, que si se fuera a juzgarlo sólo por sus respuestas a cualquiera de esas encuestas, él aparecería sin duda alguna, en las filas de Cristianos más devotos, entregados a la práctica de la oración, comprometidos con Jesús, fieles, expectantes del Día del Juicio y asiduos concurrentes a la Iglesia.
Comienza a surgir una paradoja, una desconexión cognitiva de enormes proporciones. La próxima vez que nos encontremos frente a una encuesta que “pruebe” cuán fieles somos nosotros, los miembros de los medios de información, y cuánto amamos lo sagrado –dígase en su intimidad, “¡Qué bien está eso!, ¿Pero se manifiesta en algo valedero en el mundo real?”
Cualesquiera que sean las razones subyacentes en este desconcertante enigma, uno de los resultados es que presbíteros y sacerdotes son rutinariamente mostrados por los medios de información, en los filmes cinematográficos y en las seriales televisivas, como claramente menos piadosos y con frecuencia interpretados por actores de aspecto cómico –sin que se levante una gritería de protesta por parte del 90 por ciento de la población que, según Gallup, dice sus oraciones y adora a Dios en los servicios religiosos.
Quienes integran el 80 por ciento que aguardan tener que responder ante Dios el Día del Juicio, al parecer carecen de poder frente a las populares telenovelas costumbristas que los muestran a ellos como víctimas de una demencia llamada creencia religiosa, que es en el mejor de los casos, ingenua, y en los peores es peligrosa y una amenaza a la vida misma.
Un Encuentro de Seres Alienígenas
¿Qué nos enseña esto? Nos enseña que los medios de información no se entienden con cosas que no aparezcan en imágenes filmadas o que no puedan ser documentadas de alguna manera. La gente de fe, por el contrario, con frecuencia se relaciona con cosas que ellos aceptan como ciertas pero que no las pueden ver, oír, tocar, oler o saborear –y cuya existencia misma no puede ser probada. La religión es compleja, llena de incongruencias y paradojas y cismas. Es altamente intuitiva y ligeramente diferente para cada persona. No es difícil entender por qué las sencillas enseñanzas de un hombre, Jesús de Nazareth, pudieran resultar en cuatrocientas o quinientas diferentes denominaciones o sectas Cristianas en 2000 años.
Douglas Todd, periodista de asuntos religiosos y éticos del Vancouver Sun caracterizó al encuentro de los medios de información con la religión, como un interminable encuentro entre seres alienígenas provenientes de planetas separados: “Estos alienígenas están separados por la sospecha. Los periodistas acusan al clero de ser engañosos, corrompidos y aburridores. Los religiosos desprecian a los periodistas como engañosos, corrompidos e inmorales. Los Católicos sienten aversión a los medios de información por enfocar su atención en el abuso sexual por parte de los clérigos. A los Evangélicos les enfurece la obsesión de los medios de información con respecto a la deshonestidad financiera de los líderes. Los miembros de la Iglesia Unida se ofenden con los medios de información, porque los mismos sólo informan de las políticas aceptadas por esa Iglesia con relación a la homosexualidad. Los Musulmanes se sienten calumniados como fanáticos tirabombas. Toda esta inmensa hostilidad recíproca no le sirve ni a la religión ni a los medios de información. Por la mutua desconfianza, las personas creyentes no logran hacer llegar su mensaje al mundo. Los periodistas, a su vez, omiten publicar noticias de sucesos con un importante potencial de lectores y con temas atractivos y razonables. Y así la sociedad llega a la falsa conclusión que la religión no es una fuerza en la vida de las personas. Ante la pregunta si creían que fuera cierto que la mayor parte de la cobertura de la información de temas religiosos presentaba hoy día prejuicios contra los clérigos y las religiones organizadas, nueve de cada diez líderes evangélicos respondieron afirmativamente. Análoga fue la posición de siete de cada diez religiosos Católicos y de seis de cada diez ministros de las denominaciones Protestantes liberales. Los periodistas discreparon mayoritariamente. ¿Cómo es posible que tantos adherentes religiosos no lleguen a entender que los medios de información seculares no se encuentran ahí para desempeñarse en relaciones públicas?.”[xx]
La búsqueda de noticias y la búsqueda de Dios utilizan metodologías que no podrían ser más opuestas. La continua misión de la Religión de juzgar el pecado, redimir las almas perdidas, apoyar a los pobres de espíritu, resulta difícil para un periodista efectuar la cobertura informativa de esos temas sin que parezca que el mismo periodista está abogando por esa fe. Dado que cada historia informativa tiene dos lados, el periodista se siente obligado por su propia formación, a entrevistar a uno o dos miembros dados de baja y resentidos, y a otros críticos, según cual sea la discrepancia con la Iglesia. La gente creyente que recurre a la cobertura de los medios de información debe aprender a convivir con la metodología del periodismo y a comprender que es intrínseco a la cultura de los medios de información el que ellos le insistan más a un presidente como Carter, que piensa en Dios unas veinticinco veces por día, que a Bill Clinton que piensa en otras cosas unas veinticinco veces por día.
Los Nuevos Movimientos Religiosos “Un Hombre muerde a un Perro”
Integra la incambiable naturaleza de los medios de información el destacar lo inusual, y de ser posible, lo físicamente demostrable (p. ej. lo videograbable). Los medios de información se sienten mucho más a gusto esquivando a la religión que internándose en nebulosos temas de fe y de teología -salvo- cuando una iglesia o una persona religiosa hacen algo tangible, como ser alimentar a los pobres o cometer un crimen. De estas dos alternativas, muchos sospechan que los medios de información elegirían, con mucho, la historia del ministro infringiendo la ley antes que alimentando a los pobres. Aunque parece suceder con creciente frecuencia en estos días que corren, que un ministro infrinja la ley, malversando fondos de la iglesia por ejemplo, es aún inusual y por lo tanto “valiosa como noticia,” la historia del hombre que muerde a un perro. Por otra parte, un ministro religioso alimentando a los pobres, se considera por parte de la prensa una noticia esperable; lo habitual rara vez constituye una noticia.
La cobertura de nuevas religiones (“cultos” para muchos) es algo que los medios de información no hacen muy bien. A veces todo un grupo de creyentes se precipita fuera de la ley de una manera dramática y sensacional. Vimos esto con los suicidios masivos de Jonestown, Guyana, los Branch Dividians de David Koresh en Waco, Texas y el suicidio del grupo de La Puerta del Cielo, en California del Sur. No hacen falta muchos de estos episodios para que el público considere a cualquier religión cuyo profeta fundador está vivo en el presente, como integrante de esa peligrosa especie.
El diccionario define, para el caso, la palabra culto como “un sistema específico de adoración religiosa; Un grupo que tiene una ideología sagrada y un conjunto de ritos centrados en torno a un símbolo sagrado; La instancia de gran veneración de una persona, ideal o cosa, especialmente al ser manifestada por un grupo de seguidores.”[xxi]
De acuerdo con esas definiciones, el Cristianismo comenzó como un culto y quizás aún lo sea. Jesús, habiendo oído la voz de Dios, reunió a un grupo de seguidores que cumplieron todo lo que él les indicó. El quebrantó el día del reposo y trajo ideas nuevas para reemplazar las leyes de Moisés, a las cuales se refería como el cumplimiento. El atrajo seguidores, y se convirtió a si mismo en un factor político.
Los actuales medios de información hubieran disfrutado de efectuar la cobertura del comienzo del ministerio de Jesús. Un extenso metraje del culto de sus devotos formándole un sendero de hojas de palmeras para que El caminara sobre ellas en la entrada de Jerusalén, hubiera sido la historia principal de las noticias de la seis de la tarde. Cuando comenzó su revuelta unipersonal en el templo, expulsando a los vendedores -personas, por otra parte, que tenían un derecho legal a estar allí- hubiera sido televisión de la mejor. Un fragmento de audio para enardecer al mundo hubiera sido registrado si la televisión pudiera haber estado allí para grabarlo arengando a sus seguidores. Según el capítulo 10 del Ev. de Mateo: “(v.34) No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz sino espada. (v.35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre,… (v.37) El que ama a su padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí no es digno de mí;” [xxii]
No es sorprendente que El haya sido considerado demasiado peligroso como para permitirle vivir. La muerte de Jesús fue un acto político maquinado por los dirigentes clericales de esa época. Si los medios modernos de información hubieran existido, la tarea de los sacerdotes de destrucción de Jesús hubiera sido más fácil.
Si Dios le responsabilizara a Ud. de una revelación para comenzar una nueva religión, Ud. estaría bien asesorado si le aconsejaran comprar su propia emisora de televisión, inaugurar su propio periódico, crear su propio foro. La gran mayoría de los medios de información no son amigos suyos. En condiciones normales, los medios de información no le ayudarán. Aún en el caso de los principales líderes de las creencias de largo tiempo establecidas, nosotros los que actuamos en los medios de difusión tenemos una inquietante predilección por comenzar nuestras noticias con el relato del caso uno-en-diez-mil de su clérigo que superó los límites de la ley o de la decencia humana. ¿Por qué? Porque sabemos qué es lo que vende periódicos y qué es lo atrae espectadores… que, a la vez, atrae anunciadores… que atraen dinero.
Es triste decirlo, pero la manera más segura de evitar que los medios de información creen una sensación de estigma con relación a sus creencias religiosas, que lo separan a Ud. aún más de la sociedad, sería que a Ud. los medios lo ignoraran completamente y le dejaran encargarse en paz de los asuntos de su Padre Celestial.
La Religión necesita de los Medios de Información
Desafortunadamente, la ignorancia también lo perjudica a Ud., porque en la Era de la Información la religión necesita de los medios de información. Los medios de comunicación son las autopistas que llevan al mercado de ideas, y la religión está constituida, primero y por sobre todas las cosas, por ideas. En el mundo moderno, es esencial para la religión disponer de una cobertura informativa honesta y amplia para que la sociedad ubique y mantenga en un elevado concepto a la libertad religiosa.
Parafraseando la muy conocida pregunta filosófica: ¿Si un árbol cae en el bosque, sin la presencia de un equipo de las noticias televisivas para filmarlo, produce algún ruido? La respuesta en la Era de la Información es, no, no lo produce.
El Papa visitó Nicaragua en 1983 en el apogeo del gobierno Sandinista de Daniel Ortega, estrechamente alineado con Cuba y con la Unión Soviética. El relato de cada minuto de las noticias televisadas referentes a la gira del Papa por América Central, aunque sólo fuera un fragmento de un minuto, se enfocaba en la misma escena de un minuto del Papa Juan Pablo II exhortando al silencio a la muchedumbre que recitaba en alta voz “queremos paz” y “el pueblo al poder”, de una manera que nadie podía considerar como respetuosa. Esa única escena fue enviada a todo el mundo como un símbolo de toda la visita Papal. [xxiii] Esa imagen perdura actualmente en las mentes de miles de millones de personas en todo el mundo que consideraron a los informativos, como cabales relatos de la visita Papal, no sólo a Nicaragua, sino a toda América Central. Cualesquiera otras cosas importantes que el Papa hubiera realizado en su gira, resultaron totalmente eclipsadas por lo que la BBC de Londres calificó como “la misa más inusual de su vida.”
Sin embargo, no es suficiente con que los medios de información simplemente estén presentes cuando el árbol cae. Pidiéndoles perdón por esta metáfora horriblemente entreverada, ahí va, si la televisión filma al árbol cayendo y solamente entrevista a un partidario Sandinista quien dice que el viejo tronco fue cortado por el Papa para hacer escarbadientes para los ricos, y el periodista omite entrevistar al obispo quien afirma que el árbol estaba de cualquier manera a punto de caerse y sólo fue derribado para construir casas para los pobres -entonces la versión Sandinista va al plato del satélite y se convierte en la realidad de facto del árbol que cayó.
Destellos de Esperanza: Los Últimos Recursos
Hay quizás algunas señales de que los medios de información y la religión reconocen su mutuo valor, si uno quiere interpretar positivamente las cosas.
El informativista principal de la televisora ABC, Peter Jennings, es uno de muchos periodistas de primera línea que actualmente reconoce las carencias de los medios de información al abordar el tema religión. El expresó, “Hace poco tiempo que llegué a comprender cuán complicada e inadecuada y ocasionalmente horripilante, ha sido la cobertura de los medios de información en lo relativo a religión… Me aventuraría a decir que en la inmensa mayoría de las salas de redacción en los EE.UU. existe una terrible ignorancia respecto a religión y fe… Ud. puede encontrar un aspecto religioso en cada latido del cuerpo social: política, medicina, periodismo, educación, religión, familia y temas sociales… Cuando se procede correctamente, la dimensión agregada de espiritualidad encuentra eco en el público hasta un grado sorprendente.”[xxiv]
Las asociaciones profesionales de miembros de los medios de información cada vez en mayor medida incluyen paneles y disertantes para analizar su cobertura de los asuntos espirituales. Análogamente, conferencias religiosas como la que estamos participando, o sea la “Coalición Internacional para la Libertad Religiosa” y la reciente “Conferencia sobre los Medios de Información y la Fe”, auspiciada por la Facultad de Periodismo de la Universidad Carleton –y la financiación de actividades de estudios religiosos por parte de algunas bien conocidas organizaciones de interés público, tales como el Instituto Hudson (Proyecto Religioso Internacional Liberty) –contribuyen a enfocar la atención sobre las maneras de facilitar el diálogo entre los dirigentes religiosos y los profesionales de los medios de información, así como temas vinculados a la capacitación de periodistas especializados en Religión.
Las revistas Time y Newsweek informan que sus máximas ventas al público han correspondido a historias de tapa de naturaleza espiritual: cielo e infierno, ángeles, la creación del mundo, la búsqueda de Jesús y María como personajes históricos. Similarmente, libros sobre espiritualidad y religión continúan teniendo destacadas ventas.
Ocasionalmente, y para nuestro crédito, nosotros los integrantes de los medios de información, protagonizamos la historia del Padre O’Malley un personaje con las habilidades vocales de Bing Crosby, que transforma a una barra callejera de muchachos en el coro de St. Dominic. Hay muchas de estas personas por aquí –los buenos pastores– y en la medida que las cadenas televisivas y emisoras locales continúen aflojando la presión para que le asigne a la religión un mayor destaque, es de esperar que los periodistas dediquen más tiempo a relatar sus experiencias personales.
Las Escuelas Universitarias de Periodismo, deberían requerir a sus estudiantes tomar algunos cursos adicionales a las asignaturas periodísticas tradicionales, como ser Religiones Comparadas, Derecho Constitucional, Filosofía y Contabilidad. Los Seminarios Teológicos deberían requerir cursos básicos de Periodismo Electrónico e Impreso. La mayoría aún no lo hacen, pero se está hablando del tema.
El vivir y trabajar en un foro con acceso del público, sin disponer de las habilidades específicas que exigen los medios de información, es invitar a malentendidos públicos mediante la comisión del pecado mortal de la Era de la Información: el fracasar en comunicar bien. Tomando conciencia de este hecho, los administradores de algunas organizaciones religiosas están por último comenzando a asignar a sus oficinas de Información Pública los fondos presupuestales necesarios para el adiestramiento de voceros/ras en el arte de lucir y expresarse convincentemente ante las cámaras y por escrito.
Estos estimulantes indicadores no tienen la intención de sugerir que estas formas vitales mutuamente alienígenas estén prontas para comenzar su luna de miel, o siquiera que la tensión entre ambas vaya a desaparecer. En el mejor de los casos son pasitos hacia adelante. Al fin del día, sin embargo, hay alguna coincidencia de las dos, así sea el hecho de que al menos comparten un sagrario. Los medios de información y la religión juntos abrazan como su misión sagrada, la búsqueda de la verdad
Notas Bibliográficas
[i] Seigenthaler, John, Bridging the gap: Religion and the News Media (Superando la
Brecha: la Religión y los Medios de Información), The Freedom Forum First Amendment Center, Vanderbilt University, Sept. 1993.
[ii] Newsweek, April 5, 1976, page 19.
[iii] Holy Bible (King James Version) [Santa Biblia(Versión King James)], Mateo 5:28, Blue Letter Bible, searchable Bible on the Internet (BLB, Biblia con acceso por Internet).
[iv] The Washington Post, febrero de 1993.<
[v] Thomas, Cal — Comentarios en una conferencia, “Religious Liberty in America: Crossroads or Crisis?” (La libertad religiosa en los EE.UU.: ¿Encrucijada o Crisis?), auspiciada por The Freedom Forum First Amendment Center, en la Vanderbilt University, 16/17 de marzo de 1993.
[vi] Horowitz, Michael J. — “Breaking the Chains Around the Gulags of Faith” (Rompiendo las cadenas en torno de los Gulags de la Fe), discurso de aceptación al recibir el Premio William Wilberforce, 5 de febrero de 1997.
[vii] Neuhaus, Richard John — “First Things” (Cosas Básicas), octubre de 1995. (Programa mensual por Internet).
[viii] Washington Monument Home Page on the Internet. Link to Know-Nothing Party. Página/s de Internet del Monumento a Washington (con enlace al Partido de los Nulisapientes).
[ix] Lichter, S.Robert;; Amundson, Daniel; Lichter, Linda S., — “Media Coverage of the Catholic Church” (Cómo cubren los medios de información las noticias referentes a la Iglesia Católica), Center for Media and Public Affairs, Washington, DC, The Knigthts of Columbus, The Catholic League for Religious and Civil Rights, 1991, 93 pages.
[x] Idem.
[xi] Idem.
[xii] Idem.
[xiii] Lichter, S.Robert; Rothman, Stanley; Lichter, Linda S. — “The Media Elite: America’s New Powerbrokers” (La élite de los Medios de Información: los nuevos Intermediarios del Poder en los EE.UU.), 1986.
[xiv] Weaver, David H. & Wilhoit, G. Cleveland — “The American Journalist in the 1990s: U.S. News People at the End of an Era” (El periodista estadounidense en la década de 1990: la gente de las noticias en los EE.UU. al final de una Era); Indiana University, Lawrence Erlbaum Associates, 1996.
[xv] Dart, John and Allen, Jimmy — “Bridging the Gap: Religion and the News Media” (Superando la brecha: la Religión y los Medios de Información), The Freedom Forum First Amendment Center, Vanderbilt University, setiembre de 1993.
[xvi] Reeves, Dr. Thomas C. — “Not So Christian America” (EE.UU. no tan Cristianos), 1995-98, Base de Datos con acceso en línea “Leadership U”.
[xvii] Idem.
[xviii] Idem.
[xix] Los Angeles Times, oct. 31, 1992, Sección Metropolitana, pág. 4; reseña de la entrevista a Clinton en el canal interreligioso VISN.
[xx] Todd, Douglas — “Los Medios de Información y el Mensaje,” de la Conferencia La Fe y los Medios de Información, 7-8 de junio de 1998, Escuela de Periodismo de la Carleton University, Ottawa, Ontario.
[xxi] Random House Dictionary of the English Language, Segunda Edición Integra 1987, 2478 páginas.
[xxii] “Holy Bible (King James Version) [Santa Biblia(KJV)], Mateo 10:34-37 (selecciones), Blue letter Bible, searchable Bible on the Internet (BLB, Biblia con acceso por Inernet).
[xxiii] Hoyt, Katherine — “La Visita del año 1983 del Papa Juan Pablo II a Nicaragua”, Coordinadora Nacional de la Red Televisiva Nicaragüense del Fondo para la Educación, 16 de marzo de 1983, en una carta a sus padres.
[xxiv] Jennings, Peter — Informativista principal de la cadena ABC-TV, las Noticias del Mundo Esta Noche, durante un discurso pronunciado en la Facultad de Teología de Harvard.
Editor Asociado y Vicepresidente de los diarios “Tiempos del Mundo”
Monografía presentada en la «Coalición Internacional para la Libertad Religiosa», Octubre 10-12 de 1998 – Sao Pablo, Brasil